Una habitación roja, una vela parpadeante y una jugosa mujer con una máscara negra, con orejas de gato. Sus piernas abiertas y esperando ser castigada. ¿No es esto lo que todo macho brutal sueña, no es este el espectáculo que su cerebro imagina? Sus bragas colgando de la boca sólo acentúan su humillación. La empujan hasta el fondo, jadeando, pero ¿quién va a compadecerse de ella? Sus bragas se balancean de un lado a otro, la polla en tensión golpea con fuerza su húmedo agujero. Y no hay otro camino con la perra: ¡debe obedecer dócilmente todas las órdenes del amo!
Si yo tuviera una vecina así viviendo en mi apartamento, también le daría una cogida diaria. E invitaría a mis amigos a follar con ella. Tenía un coño tan bonito que mi lengua se sentiría atraída por él. Por supuesto, a ella le gustaba ese tipo de polla, así que no le importaba abrir las piernas. No me habría sorprendido incluso que se hubiera corrido en su boca: a las chicas así les gusta que las usen como perras. ¡Fue una buena mañana!
# No sería una estrella #